Cuando educamos con amor no solo garantizamos un buen aprendizaje; sino que fortalecemos el desarrollo emocional y afectivo en la infancia, la adolescencia, y la vida adulta.
Es importante destacar que las palabras cariñosas, las caricias, los besos, los elogios, los actos amables, el reconocimiento de logros y cualidades, son acciones necesarias para que niños, niñas y jóvenes crezcan emocionalmente y puedan mantener relaciones de confianza, seguridad y respeto con los demás. Para todas las personas el afecto es tan importante, como el alimento y el vestido.
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